Para llegar a tener el éxito esperado toda empresa debe planear sus acciones de futuro.
Tener un framework bien definido y un mapa de ruta que señale las acciones que se tendrán que emprender a medio o largo plazo, permitirá alcanzar los objetivos empresariales con mucha más agilidad.
Una herramienta esencial para el crecimiento y la competitividad de una empresa es sin duda alguna la elaboración de un plan de marketing: planificar una estrategia estable y creativa que ayude a las empresas a destacar sobre la competencia.
A través de las acciones y estrategias indicadas en el plan de marketing podremos definir el producto o servicio, sus características, mejorar la experiencia para el cliente y medir los beneficios aportados y las necesidades cubiertas. Podremos conocer y segmentar el público al que nos dirigimos. De esta forma recibiremos un feedback que nos permitirá incrementar las ventas y conseguiremos dar un importante valor añadido a nuestro servicio o producto.
El valor añadido.
Es un concepto subjetivo, es un elemento que ayuda al cliente a seleccionar un producto o servicio en vez de otro. Se genera en la mente del consumidor cada vez que su elección consiga aportarle beneficios.
Cuando un cliente quiere adquirir un producto o servicio, lo que hace es analizar las alternativas, investigar en la red, consultar opiniones de otros usuarios, comparar las opciones que existen en mercado y, finalmente, comprar un producto que le ofrezca unas condiciones más favorables o mejores beneficios.
En función de las características del negocio o del segmento de mercado se pueden ofrecer al cliente diferentes tipos de valor añadido como la venta asistida, la comodidad del servicio, la personalización de un servicio o producto, un buen servicio de atención al cliente…
En definitiva el valor añadido es un conjunto de características de un producto o servicio que no siempre son necesarias pero si consiguen hacerlos mas atractivos a los ojos del consumidor final.